Paseo de las Torres - Guía de la Alhambra



Torre de la Rauda

Esta torre se encuentra detrás del Palacio de los Leones con el que se comunica a través de una puerta. Se pensó durante mucho tiempo que éste era el lugar de enterramiento de los reyes granadinos. Sin embargo, dicho cementerio fue encontrado fuera del palacio, más al sur, por lo que la Rauda debió ser su entrada principal o la del palacio primitivo.

La torre tomó el nombre de los jardines ("rawda") que rodeaban el edificio del cementerio real, situado detrás del Patio de los Leones del que lo separaba un foso.

Los primeros restos de esta torre, que data de la misma época que la Torre de las Armas, fueron descubiertos en 1887, cuando se derribó la construcción aneja al palacio del Harén. Posteriormente, fue estudiada entre los años 1925 y 1926. De ella sólo queda la parte baja de sus muros, con trozos de azulejos.



Torre de las Damas

Es el más importante de los edificios de magnates que vivían en torno al Palacio Real en la época árabe y su decoración la más antigua de la Alhambra. Ha sido conocida por múltiples nombres, según el habitante que la ocupara en cada momento, aunque desde finales del s. XVIII tomó su nombre actual. En un principio el edificio fue llamado "Partal" (pórtico) por el que formaban sus cinco arcos, que se reflejan en el estanque rectangular que hay entre ellos.

Hasta 1924, año en que terminó su restauración, sufrió numerosas reformas por parte de sus distintos ocupantes para adaptarla como vivienda.

Está formada por el pórtico, una sala cuadrada, y una escalera que da acceso a un mirador de construcción posterior, desde el que se puede contemplar el valle del Darro. Los cinco arcos del pórtico, de los que sólo se conserva el central, están sostenidos por columnas de mármol, aunque antes lo estaban por pilares de ladrillo.

A la izquierda de esta torre se encuentran tres pequeñas casas árabes, construidas después que la torre y adosadas a ella. En una de ellas se descubrieron unas pinturas que, aunque deterioradas e incompletas, son las únicas de este tipo de la España musulmana. Realizadas en la primera mitad del s. XIV, representan escenas de cacería, animales fantásticos, hombres y mujeres.



Torre del Mihrab

Esta torre se levanta a la derecha de la Torre de las Damas. En su interior se encuentra un oratorio, dispuesto para las personas que habitaban el palacio inmediado. En 1932 fue devuelta a su aspecto primitivo tras una restauración desafortunada del siglo XIX.

La fachada, que posee arco de herradura en su centro, aún conserva restos de las yeserías decorativas. La estancia interior se encuentra dividida en dos partes desiguales por un arco semicircular. El mihrab, con techo de maderas ensambladas, es muy semejante a los de las mezquitas norteafricanas. En su arco de herradura cubierto de mocárabes puede leerse la siguiente inscripción: "Ven a orar y no seas de los negligentes".



Torre del Cadí

Podemos llegar a esta torre, anteriormente llamada del Preso (s. XVI) y del paso de la Zorra (s. XVII y XVIII), subiendo el camino de ronda de la muralla.

Esta torre, restaurada en 1924, está frente al callejón que lleva a la entrada primitiva del Generalife. Esta torre se encuentra entre la Torre de los Picos y la de la Cautiva. Debajo de ella pasaba el camino de ronda y existe un pasadizo que da acceso a unas dependencias en las que se alojaría un jefe que controlaría a la guardia en su recorrido por la ronda de las murallas de la Alhambra.



Torre de la Cautiva

Torre situada en el camino de ronda de la muralla, fue conocida en el siglo XVI como de Torre de la Ladrona y de la Sultana. Se cambió su nombre por el de la Cautiva porque se pensaba que en ella vivió Doña Isabel de Solís, convertida al Islam con el nombre de Zoraya, favorita del rey Muley Hacén.

Se accede a la planta baja por un pasadizo que nos lleva a un patio con galerías abiertas por arcos peraltados festoneados en tres de sus lados, con impostas de mocárabes. Este patio comunica con una sala cuadrada a través de un arco doble de mocárabes, la cual presenta un artesonado del siglo XIX y unos camarines con balcones al exterior. Las inscripciones de sus paredes nos revelan su importancia defensiva dentro del conjunto, y su carácter de torre-palacio de gran belleza.

Cronología: fines del siglo XIII, aunque es renovada y adecuada para vivienda en la época de Yusuf I en la primera mitad del siglo XIV. Es una torre-palacio, o Qalahurra, donde se combina el carácter defensivo en su exterior con vivienda en el interior. Ésta torre que ha recibido diferentes denominaciones a lo largo de su historia: de la Ladrona, de las Damas y de la Sultana. Desde mediados del siglo XIX se la conoce como de la Cautiva, por la leyenda literaria romántica, de que en ella estuvo prisionera Dª Isabel de Solís, que posteriormente sería sultana con el nombre de Zoraya.

Se trata de una torre-palacio, o Qalahurra, cuya estructura y distribución es la misma que laLa Torre de la Cautiva apenas se diferencia exteriormente del resto. Sin embargo, el interior de ésta es uno de los espacios de habitación más destacados de la Alhambra por su decoración. de las casas y palacios del Conjunto Monumental.

Este espacio, junto con el Salón de Comares, atesora el más complejo programa decorativo de la Alhambra. Un poema inscrito en la sala, que comienza en el ángulo izquierdo de la misma, nos da la clave para entenderla:

«Esta obra ha venido a engalanar la Alhambra; es morada para los pacíficos y los guerreros; Calahorra que contiene un palacio ¡Dí que es una fortaleza y a la vez mansión para la alegría! Es un palacio en el cual el esplendor está repartido entre su techo, su suelo y sus cuatro paredes; en el estuco y en los azulejos hay maravillas, pero las labradas maderas de sus techos son aún más extraordinarias.».

(trad. de Mª Jesús Rubiera)



Torre de las Infantas

Torre-palacio situada en la muralla este, entre la Torre de la Cautiva y la Torre del Cabo de la Carrera, es una construcción de dos plantas atravesada por el foso y el adarve, y a la que se accede a través de un pasadizo que presenta una bóveda de mocárabes, pintada imitando ladrillos, única en la Alhambra. Este pasadizo conduce a una sala central rectangular, que posee cenadores en los lados menores, y sobre ella se encuentra una linterna cubierta de mocárabes. Alrededor de esta sala central, se abren ventanas al exterior situadas en tres salas laterales, estrechas y rectangulares. De estas tres, la que corre paralela a la muralla es mayor que las otras dos, y presenta dos arcos festoneados que permiten el paso hacia unas alcobas.

Es la torre mejor conservada. Buen ejemplo de lo que es una vivienda andalusí con todas sus comodidades. Es un pequeño palacete con bancos a la entrada para los eunucos, patio interior con alcobas, entrada en recodo, fuente en el centro, ventanas a la Naturaleza (en este caso, el Generalife), piso superior para las damas. Arriba, terraza. El techo era de mocárabes y desapareció en un terremoto. Curiosa bóveda de entrada.

En este pequeño palacio encontramos una referencia para conocer cómo eran las viviendas aristocráticas árabes. En el siglo XVI se llamaba a esta torre de Ruiz y Quintarnaya, por ser éste el nombre de su habitante. A partir del siglo XVII debe su nombre a la leyenda de Washington Irving sobre las princesas Zaida, Zoraida y Zorahaida. La decoración que cubre esta torre es la más moderna de la Alhambra, y demuestra el decaimiento del arte nazarí, con motivos «pobres y repetidos», según Torres Balbás.

La Torre de las Infantas es uno de los casos más significativos del sorprendente contraste entre la sobriedad exterior y la riqueza arquitectónica y decorativa interior. Partiendo del volumen exterior sencillo de esta torre, con un paramento liso interrumpido únicamente por los vanos de las ventanas, se crea en su interior una gran complejidad volumétrica a través de la distribución de espacios y de la riqueza decorativa por medio de azulejos, yeserías y cubiertas. En poco espacio interior se concentra una abrumadora decoración que reviste una insospechada complejidad arquitectónica. Es un ejemplo de la gran habilidad de la arquitectura nazarí para conseguir el máximo aprovechamiento de un espacio en su interior.

Tras la obligada entrada con pasillo en triple recodo, y donde tenemos una pequeña bóveda de grandes mocárabes pintadas de rojo, se nos presenta el interior con una habitación central o patio rodeado de estancias o alcobas con ventanas hacia el exterior. Este patio está centrado por una fuente moderna, como también lo es la cúpula de madera que la cubre y que sustituye a una posible bóveda de mocárabes. Las habitaciones superiores se distribuyen en torno a este patio.

«¡Tú que entras, párate por Dios, contempla cuánto luce beldad perfecta y rara! A tus ojos da suelta en mis encantos; de madera de olor nos mandan soplos. Mas la gracia -dirás, verdad si buscas está en los moradores, no en la casa.»

(Poema antesala de la Torre de las Infantas. Traducción de Emilio García Gómez)

Esta Torre de las Infantas supone un claro ejemplo de torre-palacio o qalahurra al igual que la cercana Torre de la Cautiva. Se trata de pequeños palacios a modo de torre autónoma que irrumpen en los lienzos de las murallas, sobresaliendo menos esta Torre de las Infantas, lo que se ha interpretado como una búsqueda de mayor seguridad.

Las torres estrictamente militares estaban separadas del recinto urbano por la calle de ronda, de manera que el adarve discurría por encima de la muralla sin comunicación posible con la ciudad, además del paso obligado de este adarve por la habitación interior. Por el contrario las dos torres-palacios salvan esta calle mediante un puente o arco mientras que el adarve pasa por un túnel inferior al nivel del piso principal de las torres. De esta manera, la guardia que circulaba por el adarve pasaba por debajo de las torres-palacio sin molestar a los habitantes de estas torres. A diferencia de la Torre de la Cautiva, la Torre de las Infantas no sólo monta por encima del adarve sino también sobre el camino de ronda o foso.



Torre de los Picos

Esta torre de tres pisos es conocida con este nombre por sus almenas terminadas con pirámides de ladrillo. Realizada a fines del s. XIII o comienzos del XIV, sorprende por su arquitectura gótica, sin que se conozca claramente a qué es debido este hecho.

Servía para defender una entrada de la fortaleza que comunicaba con el Generalife. Un pasadizo, que termina en la Puerta del Arrabal, conduce a los cuarteles y baluarte que formaban la defensa de dicha fortaleza. Tenemos por último la Puerta de Hierro, que fue reconstruida junto con el baluarte por los Reyes Católicos.

Para algunos autores, el nombre responde a las ménsulas que tenía para aguantar los matacanes desde los que se podían repeler los intentos de asalto, mientras que otros defienden que su denominación surge al cambiar la forma recta de sus almenas por los actuales remates de forma piramidal o haciendo picos.

Cronología: época de Yusuf I (1333-1354 / 733-755 H). La Torre de los Picos es una de las de mayor tamaño en planta, junto al Torreón de Comares. En el interior destacan sus bóvedas: esquifada en la segunda planta y con cuatro nervios en la tercera. La Torre de los Picos, además de por su habitabilidad, tenía esencialmente una función defensiva sobre la Puerta del Arrabal ubicada en su base. Junto con la Puerta de las Armas en la Alcazaba, era uno de los accesos por el lado norte que comunicaba la ciudad con la Alhambra. Esta Puerta del Arrabal cuenta con un pasadizo abovedado que atravesado nos permitía llegar al Generalife, dejando a la izquierda las huertas del Generalife y a la derecha de la Torre del Cadí -o Candil-, la Torre de la Cautiva y la Torre de las Infantas.

Tras la conquista cristiana todo este entorno fue muy modificado ya que parte de este recinto fue usado para construir un baluarte exterior con caballerizas para proteger la Torre de los Picos.

Esta torre forma un conjunto misterioso y fantástico que inspiró a Washington Irving para describir al poderoso y rico judío Almamen, que se escondía por este paraje para buscar la venganza contra el seductor de su hija. La Torre de los Picos, situada en la muralla de la fortaleza roja y ante los jardines del Partal, es obra de Yusuf I (1333-1354) -quien también mandó construir en la Alhambra la Torre de la Cautiva, la Torre del Cadí, el Torreón de Comares, la Puerta de las Armas, la Puerta de la Justicia y el Oratorio del Partal- y es una construcción defensiva que guarda la Puerta de Hierro.

Los tesoros escondidos. Cuenta en su interior con tres cuerpos en los que destacan las yeserías y pinturas y sus dos bóvedas, una esquifada en la segunda planta y otra con cuatro nervios, en la segunda. A diferencia de otras torres edificadas para un uso militar o defensivo, la Torre de los Picos es un claro ejemplo de torre-vivienda, ya que en su interior destacan yeserías y pinturas que revelan su uso como espacio habitable. Las torres cercanas a la de los Picos, como la de la Cautiva o la de las Infantas, combinan el mismo carácter defensivo en su exterior con el de vivienda en su interior.

Sin embargo, la Torre de los Picos, además de por estas características, destaca por su función en el entramado urbanístico de la Alhambra. Bajo sus pies defiende una de las puertas principales de acceso desde el exterior al recinto la Puerta del Arrabal, que se abría a la conocida como Cuesta de los Chinos -por los cantos rodados del piso-, la cual conecta el recinto de la Alhambra con el barrio del Albayzín. Así, quien salía por aquí podía ir al Sacromonte y salir sin pasar por la ciudad.

También permitía el acceso al Generalife desde el interior del recinto fortificado al comunicar rápidamente las torres de la Cautiva y de las Infantas con el Barranco del Rey Chico y de ahí acceder a la Torre del Agua, en cuyas proximidades se encontraba el antiguo acceso al Generalife. Tras la conquista cristiana todo este entorno fue muy modificado. Los visitantes sólo podrán contemplar el interior de la torre durante este mes y luego volverá a cerrarse de nuevo. Gran parte de los tesoros de la Alhambra, contemporánea de la catedral de Colonia y de la abadía de Westminster, permanecen ocultos para evitar su deterioro.



Torre del Cabo de la Carrera

Llamada así por ser el límite de la calle Mayor de la Alhambra, sólo nos quedan sus restos, ya que fue destruida por las tropas de Napoleón en 1812 cuando abandonaban Granada. Situada entre las torres de las Infantas y del Agua, habría sido construida o restaurada en 1502 por los Reyes Católicos, según una inscripción existente y que no se conserva.



Torre del Agua

Es la torre que está más al este de toda la fortificación. Se conoce con este nombre por estar junto al acueducto que conduce el agua del Generalife a la Alhambra. Esta torre es defensiva y, además, permite proteger la Acequia Real que repartía el agua por toda la Alhambra. Estas aguas procedían del río Darro y que por medio de una infraestructura de albercas, aljibes y pozos llegaban a esta zona para suministrar agua a toda la población de la Alhambra y a los barrios cercanos.

De la torre original, de grandes dimensiones y tres pisos sin decoración, sólo quedan restos, pues al igual que la Torre del Cabo de la Carrera fue volada en 1812.El resto de la Alhambra no corrió la misma suerte gracias a José García, cabo de inválidos que cortó las mechas encendidas entre la Torre de la Carrera y la de las Infantas.



Alhambra Alta

Entre la Torre de las Infantas, la Cautiva y la Torre de Siete Suelos se sitúa el llamado Secano de la Alhambra, en el que existen múltiples ruinas de edificios árabes y cristianos, y así llamado porque en el siglo XVI se destruyeron las conducciones de agua que llevaban el agua a los regadíos que encontraban en esta zona. Se denomina Alhambra Alta a la zona sur-oriental del conjunto, constituida por el secano junto con el espacio que se extiende entre él y los Jardines del Partal y la Puerta del Vino (parte está ocupado actualmente por el Palacio de Carlos V). La Alhambra Alta o población de la Alhambra («Madinat al Hamra») estaba más elevada que los alcázares, de los que la separaba un foso (se conserva un trozo entre la Rauda y el Patio de los Leones).

Durante la época árabe se formó aquí una pequeña ciudad, en la que residían los principales personajes de la Corte y se situaban los centros administrativos y religiosos, así como numerosos palacios y jardines. Tras la conquista de Granada sus habitantes tuvieron que abandonarla y trasladarse a la ciudad baja y estos edificios fueron destruidos o rehechos, de ahí que se conserve poco de ellos, destacando el ex-Convento de San Francisco (que fue palacio árabe hasta que se convirtió en convento debido a una promesa de los Reyes Católicos a San Francisco de Asís), y el Palacio de Tendilla.



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